Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:
Hay alertas o situaciones que hacen que estimemos lo que tenemos, en este caso, el
tiempo. Puede ser un diagnóstico, una prueba inesperada, una pérdida repentina, etc.
Muchas de estas situaciones nos ponen en perspectiva y nos hacen soltar lo
innecesario y abrazar con urgencia lo importante; nos hacen cuestionarnos y reordenar
correctamente nuestras prioridades.
El tiempo pasa y no sabemos cuando será que Dios nos llame a su encuentro. A veces,
dejamos todo para después, pensando que tenemos tiempo de sobra pero no es así.
Pareciera que las horas pasan lento, pero los años se van volando. Posiblemente sea
el momento de dejar de lado rencores sin sentido, pedir perdón, soltar el orgullo y amar
a tus seres queridos más de lo que amas tener la razón, perdonarte a ti mismo o a
aquella persona que te lastimó, de emprender aquel negocio y asumir el reto confiando
en el Señor e incluso, de reconciliarte con Dios y afirmar tu relación con Él.