Estén siempre alegres. Nunca dejen de orar. Sean agradecidos en toda circunstancia,
pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5: 16-18 (NTV)
A veces, en nuestra ansiedad por recibir una respuesta de Dios a nuestras oraciones
actuales, menospreciamos las bendiciones que ya recibimos y nos desesperamos,
cayendo en la ingratitud. Nos desesperamos por tener más y mejores cosas. Queremos
casas más grandes, autos nuevos, ropa de moda, más títulos y reconocimiento;
dejamos de ver las bendiciones que ya poseemos por estar mirando las de los demás.
Ahí caemos también en la comparación, que es (por excelencia) el ladrón del gozo.
Aunque humanamente la espera nos desespera, tengamos paciencia y agradezcamos
cada una de las bendiciones que tenemos. Dios siempre nos dará aquello que
necesitamos e incluso, más de lo que merecemos. Basta entender que todo tiene su
tiempo.