Seguid la paz con todos; y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Heb. 12:14 JBS
“Yo puedo tener el don de profetizar y conocer todos los secretos de Dios. También puedo tener todo el conocimiento y tener una fe que mueva montañas. Pero si no tengo amor, no soy nada.”
1 Corintios 13:2 PDT
Hablemos de amor.
El Señor ponía en mi corazón, latentemente, que debemos amar aún más. Amar más, no sólo al Señor, sino también el propósito, las autoridades, etc. pero, sobre todo, a nuestros hermanos.
¿Es difícil? Si. No nos gusta a veces, ¿cierto? Pero parte de buscar vivir en paz y santidad, es amar al Señor y por ese amor, consecuentemente amar a TODOS nuestros hermanos.
Amar es la evidencia de estar en paz y santidad.
Cuando llevamos nuestras diferencias al extremo del pleito, de no poder ni siquiera vernos o saludarnos, o incluso hacerlo sólo de labios pero con corazones rencillosos, ¿no será esto lo opuesto a la paz y santidad?
Amados, bellos, hermosos y carísimos, AMEMOS MÁS AL SEÑOR y, con la ayuda del Espíritu Santo y como fruto y evidencia de nuestra relación con Él, amaremos más a todos nuestros hermanos.
Tengamos presente la importancia de este amor ya que pronto viene nuestro amado y, si queremos irnos para siempre con Él, el amor, la paz y la santidad son parte esencial de nuestro diario vivir.